El afeitado es parte de la rutina diaria de muchos hombres en Latinoamérica. Aunque parece una tarea sencilla, la técnica que se elige puede marcar la diferencia entre un rasurado cómodo y uno lleno de molestias. Una de las dudas más frecuentes es si conviene o no afeitarse a contrapelo. Aunque algunos creen que así se logra un resultado más al ras, la realidad es que esta práctica trae consigo problemas que conviene evitar.
En distintos países de la región, los hábitos de afeitado pueden variar, pero en todos los casos la piel necesita protección. Pasar la máquina en contra del crecimiento del vello aumenta el riesgo de irritación, enrojecimiento y vellos encarnados. Estos efectos no solo afectan la apariencia del rostro, también generan incomodidad en el día a día.
Entender qué pasa realmente al afeitarse a contrapelo ayuda a mejorar la rutina de cuidado personal y a evitar consecuencias que pueden resultar molestas. Conocer los mitos y verdades sobre esta práctica es clave para mantener la piel sana y un afeitado seguro.
Cuando se pasa la máquina en dirección contraria al crecimiento del vello, la cuchilla corta más abajo de la superficie de la piel. Esto puede dar una apariencia de rasurado más apurado, pero a la vez incrementa el riesgo de que el vello quede atrapado y se encarne. El resultado suele ser inflamación, granitos e incluso dolor.
Otro punto importante es que afeitarse a contrapelo requiere mayor presión sobre la piel. Esa fricción adicional genera microcortes y sensación de ardor, sobre todo en zonas sensibles como el cuello y la barbilla. Lo que al inicio parece un buen acabado, después se convierte en irritación difícil de controlar.
La mejor alternativa es respetar la dirección natural del vello y preparar la piel antes del afeitado. Usar agua tibia, espuma o gel ayuda a suavizar el vello y facilita el deslizamiento. Con afeitadoras como las de Schick, que cuentan con cuchillas diseñadas para reducir la fricción, se logra un rasurado cómodo y uniforme sin necesidad de recurrir al contrapelo.
Un mito muy extendido en Latinoamérica es que afeitarse a contrapelo hace que la barba crezca más rápido, más gruesa o más abundante. Este mito no tiene sustento científico. El crecimiento de la barba depende de la genética y las hormonas, no de la forma en que se afeite.
Lo que realmente ocurre es que, al cortar el vello desde más abajo, el nuevo crecimiento se siente más áspero al tacto. Esa textura más dura da la falsa impresión de que la barba crece con más fuerza, cuando en realidad sigue teniendo el mismo grosor y la misma velocidad de siempre.
Confiar en esta creencia solo lleva a malas prácticas que dañan la piel. En lugar de insistir con métodos ineficaces, es mejor optar por un afeitado seguro y eficaz. Las máquinas de Schick ofrecen la tecnología necesaria para un rasurado parejo, sin irritaciones y sin depender de mitos que solo complican la rutina.
Las consecuencias de afeitarse a contrapelo aparecen poco tiempo después del afeitado. El enrojecimiento, los vellos encarnados y la sensación de ardor son algunos de los efectos más comunes. Además, los microcortes que deja la máquina al ejercer mayor presión pueden infectarse y generar manchas en la piel.
Este tipo de molestias no solo afectan físicamente, también impactan en la confianza. En lugar de mostrar un rostro fresco y bien cuidado, la piel termina inflamada y con marcas. Esto puede ser incómodo en situaciones sociales o profesionales donde la buena presentación es importante.
Por estas razones, lo recomendable es evitar esta práctica. Con una rutina adecuada y el uso de productos diseñados para proteger la piel, es posible lograr un afeitado apurado y seguro sin necesidad de pasar la máquina en contra del vello.
Afeitarse a contrapelo consiste en pasar la cuchilla o la máquina en dirección contraria al crecimiento natural de la barba. Aunque a simple vista parece una técnica efectiva para eliminar el vello, en realidad genera más consecuencias negativas que beneficios.
Este tipo de afeitado aumenta la fricción sobre la piel y favorece la aparición de vellos encarnados, granitos e irritaciones. Los hombres con piel sensible o barba rizada son los más afectados, aunque en general cualquier persona puede presentar molestias al usar esta técnica.
Por eso, la mejor opción es mantener una rutina de afeitado que respete la dirección del vello, con movimientos suaves y productos adecuados. Con las afeitadoras Schick, el resultado es un rasurado prolijo, cómodo y sin complicaciones, demostrando que no es necesario recurrir al contrapelo para lograr un buen acabado.